España en el corazón by Adam Hochschild

España en el corazón by Adam Hochschild

autor:Adam Hochschild
La lengua: eng
Format: epub
ISBN: 9788417081799
publicado: 2018-03-28T14:33:53+00:00


El coche oficial del ejército que llevó a Cowles y a su escolta por toda la España nacional muy probablemente funcionaba con gasolina refinada a partir del petróleo de Texaco, así como el combustible de los aviones que bombardearon Guernica. El presidente Roosevelt convocó a Torkild Rieber en Washington para recriminarle por el abastecimiento a crédito de combustible a Franco, 12 una reunión que provocó un intenso intercambio de telegramas entre Texaco y las autoridades nacionales, pero Rieber mantuvo discretamente el acuerdo crediticio. A pesar de los considerables poderes discrecionales del presidente según la legislación del embargo de armas, poco más podía hacer. Un agradecido Franco le mandó a Rieber una carta personal para darle las gracias por su permanente ayuda.

A pesar de saber muy poco o nada del origen del petróleo para el Generalísimo, los partidarios de la República de todo el mundo estaban furiosos por la pasividad de las democracias occidentales ante el envío de cientos de aviones y miles de soldados por parte de Hitler y Mussolini para ayudar a Franco. Ello resultaba especialmente frustrante en relación con Estados Unidos. Eleanor Roosevelt había prestado su nombre para una campaña de recogida de fondos para adquirir leche para los niños españoles y en su columna continuaba hablando de sus sufrimientos. Seguramente ni ella ni su marido deseaban el triunfo del fascismo en Europa. Pero la pregunta seguía siendo esta: ¿cuál era la mejor manera de presionarles?

Más que ninguna otra pareja en la Casa Blanca, los Roosevelt habían acogido a una gran variedad de invitados durante largos períodos de tiempo, uno de los cuales se hallaba ahora en España. La madre de Martha Gellhorn era una vieja amiga de Eleanor y la primera dama invitó a Martha a quedarse en la Casa Blanca mientras trabajaba en un libro sobre la pobreza. La primera noche, al bajar a cenar, se sentó al lado del presidente. Desde el otro extremo de la mesa, Eleanor le dijo a su marido: 'Franklin, habla con esa chica que está a tu izquierda. Dice que toda la gente del sur tiene pelagra o sífilis'. 13

Eleanor Roosevelt inmediatamente reclutó a Gellhorn para que la ayudara con su voluminosa correspondencia, ya que cada día le escribían cientos de estadounidenses para exponerle sus quejas, sugerencias o demandas de ayuda. Disciplinada y ambiciosa en lo que a su carrera de escritora concernía, enseguida se dio cuenta de que no podría seguir escribiendo mientras estuviera en la Casa Blanca. Así que, tras unas pocas semanas se marchó, aunque su amistad con la primera dama perduró y durante los años siguientes las dos mujeres intercambiaron decenas de cartas. Seguían carteándose cuando Gellhorn y Hemingway regresaron a Nueva York en mayo de 1937 para trabajar con Joris Ivens en el montaje del material que habían rodado en España. Más tarde, ese mismo mes, Gellhorn se reunió con la señora Roosevelt y otros invitados en un proyecto del New Deal, el complejo de viviendas sociales de Greenbelt, en Maryland. 'Todos estuvimos escuchando a



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